La demanda para instalar equipos de gas se incrementó en los talleres desde el brusco aumento de la nafta. Sin embargo, los costos se dispararon y la colocación supera el millón de pesos. El ahorro en el uso supera el 50%.
Un auto 0 km sale de la concesionaria y es conducido directo hacia un taller de GNC. Detrás, una gran camioneta 4×4 y un matrimonio que desciende de su auto familiar para averiguar cuánto cuesta instalar un equipo de gas. Esperan a que el mecánico termine de colocar el tubo en un vehículo con varios años a cuesta. El objetivo de todos es el mismo: ahorrar, al menos a futuro, frente al abrupto incremento de los combustibles líquidos.
Un vehículo con GNC ahorra poco más del 50% en relación a uno naftero. En tiempos de ajuste, donde llenar un tanque de nafta cuesta hoy alrededor de $35.000, la conversión a gas resurge como mecanismo de ahorro, al menos a largo plazo, ya que los costos se instalación también se han disparado y hoy colocar un tubo estándar puede valer más de un millón de pesos, una inversión que no toda familia puede afrontar.
La demanda en los talleres de este rubro subió durante el último año, pero se disparó con fuerza en los últimos 60 días, luego de que el valor de la nafta y el gasoil se incrementaran notablemente tras la liberación de los precios que autorizó el Gobierno nacional. Algunos talleristas aseguran que tienen turnos recién para dentro de varias semanas.
“Creció bastante la colocación en las últimas semanas. La gente viene por un motivo económico, ya que con el GNC se ahorra un poco más del 50 en relación a la nafta, aunque donde más se siente el ahorro es en la ciudad más que para hacer un viaje”, describió a LA CAPITAL Hugo Fiego, un histórico y referente en este rubro, desde su taller ubicado en Mateotti al 200.
El especialista en la materia, que lleva décadas trabajando profesionalmente con todo tipo de vehículos, es consciente de que siempre, en tiempos de crisis o ajuste como ahora, crece la reconversión al GNC. “Pasó toda la vida”, comenta. Sin embargo, advierte que el escenario actual “es mucho peor al de otras crisis, y esto recién comienza, es una bola de nieve”.
A razón de 1000 pesos por litro de combustible líquido, el metro cúbico de GNC ronda hoy los 419 pesos en Mar del Plata. “Es una opción que conviene, permite un ahorro, pero la instalación conlleva una importante inversión porque los costos se han disparado, como todo”, comentó.
Un vehículo a GNC gasta menos que un naftero, pero la contrapartida de ese ahorro son los costos de instalación que, a la par de todo tipo de mercaderías e insumos, presenta un significativo aumento.
En los últimos meses, el costo de instalación de un equipo de gas se duplicó: en promedio costaba alrededor de 500.000 pesos y hoy vale al menos un millón.
“Subió todo más del doble, hay una diferencia de precio importante. Algunos equipos cuestan cerca de 1.100.000 pesos, una cifra que no todo el mundo puede pagar, sabiendo que la financiación a veces no te conviene por los intereses; no es como antes que lo podías sacar en 12 cuotas y amortizar mejor el gasto”, describió Fiego y consideró que, pese a todo, “conviene” y por eso la gente busca pasarse el GNC en tiempos difíciles.
En los talleres aumentaron tanto las consultas como la demanda de equipos de GNC. Y si bien muchos clientes se sorprenden al conocer los precios, otros “están entregados” y hacen “como pueden” para costear la instalación. El escenario se compara al que tiene lugar en cualquier negocio: los precios suben y la gente pierde noción de los mismos.
En definitiva, convertir un vehículo al GNC implica una elevada inversión que conlleva un ahorro a mediano o largo plazo, sobre todo entre aquellos vehículos en constante circulación en la ciudad.
En torno al GNC, históricamente, circulan las versiones que indican que este tipo de combustible estropea el motor y termina dañando el funcionamiento del vehículo. Sin embargo, la tecnología aplicada a los equipos de gas y sus materiales han mejorado notablemente en los últimos tiempos.
Diego Muñiagurría, responsable de otro taller del mismo rubro, remarcó el avance que han tenido los equipos, que hoy garantizan un “mejor funcionamiento” de los automóviles y también de mantenimiento, además de ser un tipo de combustible que “contamina menos”.
Fiego, en tanto, marcó que gran parte de la responsabilidad de las críticas en torno al GNC es de los propios instaladores. “Como en todo rubro, hay de todo”, comentó y garantizó que si el trabajo está bien hecho, “un auto con gas anda bien; antiguamente te decían que se estropea el motor, pero lo que lo daña es la mala carburación del gas”.
Antes, “los materiales eran completamente diferentes”, mientras que ahora, gracias a la tecnología, son “mucho mejores” y hacen que el motor no se desgaste, dijo. La clave, en base a su conocimiento, está en las válvulas.
Antiguamente, además de los taxis y remises, eran principalmente los vehículos familiares los que solían instalar tubos de GNC. Esa realidad cambió y hoy ningún segmento se priva de hacer esta inversión con la intención de ahorrar a futuro.
“En nuestro taller recibimos todo tipo de vehículos. Autos sencillos, de gama media, pero también tengo Ranger, Cherokee, todo tipo de camionetas”, describió Hugo Fiego.
No obstante, en el último tiempo ha crecido también el número de vehículos 0 km que se vuelcan al GNC. “Salen de la concesionaria y con siete u ocho kilómetros ya lo traen para ponerle el tubo, es inmediato, la gente busca ahorrar como puede”, dijo.
Los equipos se adaptan a todo tipo de vehículos. Incluso hay camiones para el transporte de cargas con GNC, aunque la instalación demanda otro proceso mecánico. El ahorro en el combustible es una opción que no discrimina marca, modelo ni segmento.
Los vehículos con GNC deben cumplir con dos trámites adicionales para poder circular legalmente: una oblea anual y una prueba hidráulica cada cinco años.
La Oblea Habilitante de GNC es un instrumento público para la seguridad del Sistema del Gas Natural Vehicular, ya que representa la legitimidad jurídica y administrativa del equipo, así como su capacidad y aptitud técnica para cumplir su función en el vehículo, garantizando la calidad, eficiencia y seguridad.
La oblea se realiza en los talleres mecánicos y actualmente tiene un costo que ronda los 12.000 pesos, tras una fuerte suba aplicada en los últimos meses.
En cuanto a la prueba hidráulica, también es obligatoria y debe hacerse cada cinco años en los Centros de Revisión Periódica de Cilindros (CRPC) autorizados por el Enargas. Consiste en verificar las válvulas de seguridad y comprobar la inexistencia de fisuras o pérdidas del cilindro contenedor. Posteriormente se inspeccionan las soldaduras y elementos estructurales del tanque, como así también se verifica la ausencia de pérdidas o deformaciones en la superficie del tubo.
Esto ha tenido un cambio y a su vez un notable incremento. La Resolución 375/2022, publicada por el Ente Nacional Regulador de Gas (Enargas) indica que quienes realizan la quienes deban hacer la “Prueba Hidráulica Obligatoria” tendrán que reemplazar la válvula del tubo de gas por una nueva pieza denominada “Válvula de Bloqueo de Cilindro Operada Eléctricamente”.
Así, en valores actuales, realizar la prueba hidráulica y la oblea (cada cinco años coinciden), cuesta alrededor de 140.000 pesos.
Los aumentos en estos trámites, finalmente, acortan el ahorro que genera tener un vehículo con GNC por sobre uno naftero. Los talleristas y también los usuarios sostienen que, de todos modos, sigue siendo conveniente para el bolsillo.